lunes, 13 de septiembre de 2010

El nacimiento del laberinto.

 

Le ordenaron hacer un laberinto para encarcelar una bestia.

Esta estructura debía contener aquel monstruo, fuera como fuere, no debía salir bajo ningún motivo. Su condena estaba escrita, debía estar confinado a la soledad.

Mitad toro, mitad humano, así era la bestia. Mitad instinto, mitad razonamiento; mitad tempestad, mitad perseverancia; eso era en realidad el monstruo, ya que no puede guardar antinomias ningún ser vivo. Dédalo lo sabía y por eso hizo el laberinto, con muchos caminos engañosos y uno que conducía hacia él; pero no pudo olvidar esa mitad huma y es por eso que en el centro le construyo una morada y una torre que poseía un balcón, para que la bestia, conocida como Minotauro, pudiera ver luna y así hacer su existencia un poco más apacible.

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